El 21 de abril, Roma cumple 2.764 años, según sus propias cuentas. No se quita ni se pone ninguno a pesar de haber resistido tan bien el paso del tiempo. Las últimas investigaciones arqueológicas en el Palatino dan razón a la leyenda. Rómulo trazó con su arado el círculo mágico de la Ciudad Eterna en un día particularmente afortunado. Roma cambia de rostro para ser la misma. Los papas sucedieron a los emperadores y arrancaron los mármoles del Foro Romano para levantar los grandiosos palacios renacentistas.
Desde la Academia de España en el Gianicolo se pueden ver los tejados rojos de Roma y la cúpula del edificio más bello del mundo: el Panteón despojado de su techo dorado, no por los bárbaros sino por el Papa Barberini. Roma es un libro eterno de piedras, en cada calle, en cada esquina de la Via Garibaldi, donde la sombra de Alberti es alargada, un portal nos sorprende con un claustro gótico, con un pavimento cosmatesco, con el agujero de la cerradura en el Palacio de los Caballeros de Malta, desde el cual el Vaticano parece el paraíso, y puede que lo sea.
No comments:
Post a Comment